10.12.14

Llegaría el silencio [fragmento]

Horacio dormía esa mañana. Últimamente, Horacio dormía como nunca. El sueño era su nueva manera de respirar. Por las noches, el cuerpo de Horacio buscaba el de ella y ella se dejaba, no por ella sino más bien porque su cuerpo parecía querer; ese cuerpo que ya no era suyo sino de los sonidos que custodiaba como piedras preciosas. Las voces la habían llenado cuando nada más. El cuerpo de Horacio no tenía voces. El cuerpo de Horacio era un hueco que ya no pesaba como antes sobre el suyo. Le hubiera gustado volver a ver a Horacio en su cuerpo. Podía escucharlo todavía, si hacía algún esfuerzo. La voz de Horacio no hacía vibrar las cosas como la de Julio pero resonaba en ella y eso había sido suficiente para seguirlo.
Sintió el cuerpo húmedo mucho tiempo después de que el tipo ese que aparecía todas las mañanas para hablar con Horacio se hubiera ido. Sintió que el agua le llenaba los pulmones, que el aire era espeso, que algo desacomodaba la voces, que los sonidos se apilaban dentro de ella que ahora era del silencio, gruta.